lunes, 30 de julio de 2007

VUELO

Al horizonte ficticio se dirige
ese pájaro de sílice marino.
Apenas con la punta de las alas
toca la superficie del océano.
Atisba la hondura entre las olas
y resiste el llamado del coral.
Sabe que la distancia no se acorta
si decide volar hacia lo bajo,
por eso apoya su pecho contra el viento
y recompone la ruta hasta su nido.